El transporte público en México, como en muchas partes del mundo, enfrenta retos que van más allá de la infraestructura y la eficiencia de los vehículos. Uno de los pilares menos visibilizados, pero igualmente crucial, es el conductor. Aunque estos profesionales son responsables de llevar a millones de personas a sus destinos cada día, su trabajo no siempre recibe el reconocimiento que merece. En este contexto, la resignificación del oficio de conductor se ha convertido en un aspecto fundamental para mejorar la calidad del servicio y la seguridad vial, tanto para los usuarios como para los propios operadores.
Los conductores de transporte público juegan un papel esencial en la movilidad urbana, pues no solo garantizan que las personas lleguen a su destino, sino que, con su experiencia y compromiso, también contribuyen a la seguridad vial y el orden en las calles. Sin embargo, en muchas ocasiones, estos profesionales son vistos solo como “choferes” y no como actores clave en un sistema de transporte que debería estar centrado en las personas.
En México, el 90% de los viajes urbanos se realizan en transporte público, un sector que moviliza a millones de pasajeros diariamente. Según datos de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), más de 70 millones de personas utilizan diariamente este servicio en el país, lo que demuestra la gran responsabilidad que recae sobre los hombros de los conductores. No obstante, a pesar de su relevancia, la sociedad no suele reconocer la complejidad de su labor ni la importancia de un trato digno hacia ellos.
Dignificar el oficio de conductor de transporte público no es solo una cuestión de justicia social, sino también una estrategia para mejorar la calidad del servicio y la seguridad vial.
La dignificación como un paso hacia la mejora del servicio
Dignificar el trabajo de los conductores no solo implica reconocer su labor de manera simbólica, sino también garantizar mejores condiciones laborales, remuneración justa, y capacitación constante. Una de las principales quejas de los conductores de transporte público en México es la falta de seguridad laboral y el poco reconocimiento de su trabajo. En muchos casos, sus jornadas son largas y extenuantes, con turnos que llegan a superar las 12 horas, lo que afecta su bienestar físico y emocional. Además, no siempre reciben una formación adecuada en cuanto a seguridad vial, atención al cliente o manejo de situaciones de estrés.
María Pérez, directora del Centro Nacional de Capacitación de Transportistas (CENCAT), resalta que la dignificación de los conductores debe empezar desde la formación: “No basta con enseñarles a conducir, se debe formar a los operadores como profesionales del servicio público. Esto incluye no solo aspectos técnicos, sino también habilidades para interactuar con los usuarios y manejar situaciones difíciles en el trayecto”.
Además, los expertos señalan que la capacitación debe ser continua y adaptada a las nuevas tecnologías. En un contexto de creciente digitalización en el transporte público, como el uso de apps para pagar boletos o la integración de sistemas inteligentes de monitoreo de tránsito, los conductores deben contar con herramientas que les permitan aprovechar estas tecnologías para brindar un mejor servicio.
La responsabilidad de las empresas de transporte y las autoridades
El rol de las empresas de transporte público es fundamental en este proceso de dignificación. Estas deben invertir en la mejora de las condiciones laborales de los conductores, asegurar su capacitación continua y proporcionar un entorno laboral seguro. Sin embargo, las empresas no pueden hacerlo solas. La autoridad también tiene un papel esencial en la creación de políticas públicas que promuevan un entorno laboral más justo para los conductores, que incentiven la profesionalización del oficio y que garanticen que los estándares de seguridad vial sean respetados.
Un ejemplo destacado en este sentido es el modelo implementado por la Ciudad de México a través del Sistema de Transporte Colectivo (STC) y el programa de “Dignificación del Conductor”. Este programa tiene como objetivo mejorar las condiciones laborales de los conductores del Metro, garantizando una formación de calidad, jornadas laborales dignas y servicios médicos. De acuerdo con Juan Carlos Villalobos, vocero del STC, “el conductor no es solo un operador de un vehículo; es un embajador de la seguridad y el bienestar de los usuarios. Su salud física y emocional es determinante para la seguridad del transporte público”. Este tipo de programas deben extenderse a todo el sistema de transporte colectivo, así como a los transportistas privados.
Es necesario que tanto las empresas de transporte como las autoridades se comprometan a ofrecer mejores condiciones laborales, capacitación constante y un trato respetuoso a estos profesionales. Además, las campañas de sensibilización son fundamentales para que la sociedad reconozca la importancia de su labor y contribuya al respeto mutuo entre usuarios y operadores.
Campañas de sensibilización: un paso clave en la transformación
A la par de las mejoras en las condiciones laborales y la capacitación, las empresas de transporte y las autoridades deben impulsar campañas de sensibilización para cambiar la percepción que tiene la sociedad sobre los conductores de transporte público. Estas campañas deben enfocarse en reconocer el trabajo de los operadores como esencial para el desarrollo de la ciudad, así como en educar a los usuarios sobre la importancia de tener una actitud respetuosa y comprensiva con los conductores.
En algunos países, como Colombia y España, se han realizado campañas exitosas para destacar la labor de los conductores de transporte público. En Bogotá, por ejemplo, se ha promovido el programa “Conductor ejemplar”, que destaca a los operadores que sobresalen por su desempeño, ética laboral y trato respetuoso hacia los pasajeros. Este tipo de iniciativas no solo mejoran la imagen de los conductores, sino que también incentivan a los operadores a dar lo mejor de sí en su trabajo.
En México, el llamado “Día del Conductor” en diversas ciudades ha comenzado a ser una fecha en la que se reconoce públicamente la importancia de estos trabajadores. No obstante, aún falta mucho por hacer en cuanto a la implementación de campañas continuas y efectivas que realmente transformen la forma en que se percibe a los conductores dentro de la sociedad.